Las enfermedades autoinmunes sistémicas (EAS) conforman un amplio grupo de dolencias de muy variada expresión clínica, poco conocidas por la población e incluso en el ámbito médico. A pesar de que no se conoce su origen, se sabe que en todas se produce un fallo del sistema inmune, que deja de realizar su trabajo adecuadamente y pasa a producir daño en los tejidos y células de quien las padece.

Entre estas enfermedades, las más frecuentes son el lupus eritematoso sistémico –la más conocida y que sufre 1 de cada 10.000 personas en nuestro país–, el síndrome de Sjögren –que afecta al 0,5% de la población–, la esclerodermia, el síndrome antifosfolípido, las miopatías inflamatorias y las vasculitis sistémicas.

El papel del internista

En nuestro país, el tratamiento de estas enfermedades recae cada vez con más frecuencia en los servicios de Medicina Interna de los hospitales, ya que todos y los órganos y tejidos del organismo pueden verse afectados y es habitual que sus manifestaciones clínicas sean múltiples y simultáneas.

Así, las EAS pueden ocasionar daño a diferentes órganos como el cerebro, los riñones, los pulmones, el corazón o la vista y pueden conllevar situaciones clínicas muy graves. Según el Dr. Manuel Ramos Casals, coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas (GEAS) de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), “esto confiere al internista la capacidad para evaluar al paciente en su conjunto, coordinar la asistencia y ser el médico de referencia de estas enfermedades”.

Cambio de estrategias

En este sentido, Madrid ha sido la sede de la IV Reunión de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas de la SEMI, encuentro en el que cerca de 400 internistas de 100 hospitales de toda España actualizaron sus conocimientos sobre estas dolencias. “En esta reunión –explica este especialista– hemos analizado los grandes avances que se están produciendo en el tratamiento de estas enfermedades, que creemos que van a contribuir a mejorar de forma significativa a mejorar la supervivencia y la calidad de vida de estos pacientes”.

Según los expertos, esta década va a estar marcada por el aterrizaje definitivo de las terapias biológicas en estas dolencias, fármacos dirigidos contra dianas moleculares específicasrelacionadas con la respuesta inmunitaria: anticuerpos, receptores solubles, citocinas, antagonistas de citocinas, etc.

Campo propio y definido

El Dr. Casals considera que “los nuevos conocimientos clínicos y terapéuticos, con la aplicación de instrumentos específicos que evalúan la calidad de vida, la morbilidad, la cuantificación del daño crónico acumulado, el riesgo vascular o la pérdida de masa ósea, nos han enseñado que tenemos que empezar a cambiar las estrategias tanto en la valoración del paciente como en las pautas del tratamiento, con el fin de realizar una valoración integral y multidisciplinar de la persona que las padece”.

La posible participación de cualquier órgano o sistema del organismo humano conlleva que el diagnóstico, el tratamiento y el estudio de estas enfermedades sean efectuados por especialistas muy diversos, como internistas, reumatólogos, nefrólogos, cardiólogos, neurólogos, hematólogos, inmunólogos clínicos y dermatólogos, entre otros. No obstante, la existencia de un campo de la Patología Médica propio y definido, con suficiente carga asistencial, docente e investigadora, ha propiciado la creación en algunos hospitales de reconocido prestigio de unidades o servicios dedicados exclusivamente a la atención de estos pacientes.