Los tactos son necesarios (por más que lo quieras negar) en la gran mayoría de las historias clínicas, sobre todo en pacientes hospitalizados. Aunque tu paciente (y tú) se resistan, es necesario que sepas cómo realizarlos, qué explorar y la mejor forma para no causar tantas molestias.

Temido por todos los pacientes y omitido por muchos médicos, el tacto rectal sigue siendo la parte más desagradable de la exploración física. Y no es sólo por la molestia; la polémica y los tabúes sociales que despierta la invasión de la privacidad también son muy fuertes. Sin embargo, con una realización correcta te aportará datos muy valiosos.

Es importante hacerle saber al paciente que, con la cooperación adecuada, raramente le dolerá. Se puede omitir en adolescentes y niños que no refieran patología aparente durante el interrogatorio. En los hombres de mediana edad y adultos mayores, el tacto es sumamente útil para la detectar y evaluar padecimientos urológicos o gastroenterológicos.

¿Cuándo lo tengo que hacer?

Gine:

  • Patologías sospechosas de invasión al fondo de saco de Douglas (p,ej. CACU)

Uro:

  • HBP
  • Absceso prostático
  • Prostatitis
  • Ca. de próstata

Gastro:

  • Hemorroides
  • Ca. de recto y ano
  • Absceso anal
  • Incontinencia fecal
  • Fisura anal
  • Enfermedades inflamatorias intestinales (CUCI y Crohn)

Barajémela más despacio, doctor

Consiste en la introducción del dedo índice a través del canal anal para valorarlo, y para identificar patologías en recto, ano, próstata, vejiga y perineo. Antes de comenzar asegúrate de contar con el siguiente material:

  • Guantes desechables (múltiples pares)
  • Gel lubricante (de preferencia con analgésico)
  • Lámpara de exploración
  • Tubo de ensayo seco (o frasco) con agua oxigenada

Flojito y cooperando…

Para lograr una exploración satisfactoria necesitas mantener una actitud tranquila, y explicar el procedimiento enfatizando la delicadeza y gentileza del mismo. Nunca olvides estar acompañado por alguien más, preferiblemente otro profesional de la salud (médico, residente, interno, enfermera, etc.) en todo momento de la exploración, por seguridad tuya y del paciente (evita una demanda).

  1. Antes que nada lávate las manos con agua y jabón, después cálzate dos guantes en la mano con la que vas a explorar (si se rompe el primer guante nos lo agradecerás) y un guante en la otra mano.
  2. Pide a tu paciente que se incline hacia adelante con la parte superior del cuerpo apoyada sobre la camilla y las caderas flexionadas, en decúbito lateral contrario a tu mano con guante doble. Esta posición es la más cómoda y ofrece una buena visualización de las regiones perianal y sacrococcígea. ¡Ten cuidado! Procura colocarlo en una posición segura, pues cabe la posibilidad que causes síncope por estímulo vasovagal.
  3. Separa los glúteos del paciente e inspecciona la región sacrococcígea y perianal; identifica si hay masas, ulceraciones, inflamación, exantema o excoriaciones. Siempre recuerda que la piel perianal del adulto suele estar más pigmentada y es algo más tosca que la demás piel. Palpa con cuidado cualquier zona anormal y pídele al paciente que te diga si experimenta dolor a la palpación.
  4. Es momento de lubricar el dedo índice de tu mano dominante. Antes de explorar explica que al introducir tu dedo quizá le provoque una sensación urgente de defecar, pero que no se estrese. Después, deslízalo lentamente para valorar el tono del esfínter y pídele que haga fuerza hacia abajo (pujando como si quisiera defecar), este es tu momento oportuno para inspeccionar el ano buscando lesiones.
  5. Suele pasar que un dolor intenso impide la entrada y la exploración interna. ¡No trates de forzar! Coloca los dedos a ambos lados del ano, separa suavemente el orificio y pide al paciente que haga fuerza hacia abajo (como en el paso anterior).
  6. Ya con tu dedo adentro, valora el ámpula rectal buscando irregularidades, hemorroides o estenosis, así como su contenido (si existen heces, esta vacía o se palpan masas).
  7. Inspecciona estructuras extrarrectales, como:
    • Próstata: determina su tamaño, consistencia y si despierta dolor a la palpación. Si se trata de prostatitis aguda la glándula está aumentada de tamaño y es dolorosa a la presión; en el caso del carcinoma se palpa induración, no móvil ni causa dolor.
    • Cuello uterino: se palpa la prominencia del cuello cervical sobre la pared anterior y si la movilizas causa dolor.
    • Fondo de saco de Douglas: lo importante es comprobar si está ocupado o vacío a través de la pared rectal anterior. En estado normal debe estar vacío.
    • Cóccix: dirige tu dedo hacia atrás, pinza el hueso con el dedo índice en el recto y el pulgar sobre la piel, comprueba si hay movilidad anormal o despierta dolor a tu paciente.
  8. A continuación, menciona al paciente que el procedimiento ha finalizado y retira gentilmente el dedo del canal anal.
  9. Continúa una de las partes más importantes de la exploración: observa tu guante; si está limpio o hay heces, valora el color, si se contiene moco o sangre (fresca o melénica). Es el momento de tomar el tubo con agua oxigenada, con la cual puedes realizar la prueba de guayaco sobre tu guante.
  10. Retira los guantes y lava tus manos con agua y jabón. Después, pásale papel sanitario a tu paciente para que se limpie.

Estamos seguros que, después de seguir estos sencillos pasos, te diste cuenta que el tacto rectal no es tan difícil y temido como te solía parecer. Todo se basa en la comunicación médico-paciente, la gentileza táctil y la habilidad para correlacionar tu exploración física.